Educación HOY!

14.8.06

¿Nos enseñan a aprender o nos enseñan a memorizar? ¿Sabemos realmente aprender?

¿Qué es lo que en definitiva se esta enseñando hoy en las salas de clase? ¿Cuél es la intención y cuál el resultado? Son preguntas que nos dirigen a las bases teóricas sobre las cuales estamos fundando la práctica de la enseñanza en nuestro país y que coobran especial relebancia al ver tanta insatisfacción con respecto a los resultados (que son calificados como malos desde las encuestas públicas hasta las herramientas de calidad aplicadas).

Propongo que rememoremos nuestra propia experiencia. Son realmente muy pocos los sitemas educacionales que en el pasado han implementado sistemas de enseñanza que impartan el aprender a aprender antes que el aprender mismo. La mayoría de nosotros en nuestra experiencia colegial recordamos horas de repetir palabras raras y nuevas en biología, de repetir fórmulas en física y matemáticas, de repetir verbos y sus conjugaciones en castellano, pero dónde está la sistematización de la autogeneración de aprendizaje.

La mayoría de las propustas prácticas que hoy existen al respecto nacen de iniciativas de los mismos profesores, que muchas veces, al poco andar se ven trabadas por impedimentos dispuestos desde la dirección y limitaciones a los recursos, incluso (y no pocas veces), muchas veces son los mismos apoderados que al ver actitudes muy inquisiivas respecto de sus pupilos reaccionan con suspicacias ante lo nuevos métodos de enseñanza... Claro, nadie quiere ser conejillo de indias, pero aca no se trata de eso, sino de incentivar un método de aprendizaje que muchos de nosotros adiquirimos a lo largo de nuestras vidas pero con el sudor de nuestra frente y después de tantos errores que podrían haber sido fácilmente evitados si desde un prinicipio hubiésemos aprendido a aprender.

Con todo esto me refiero a que una vez que hemos adquirido el hábito, sitematizado o no, de analizar (ya sea de una manera profunda o superficial) las experiencias de las cuales provienen nuestras enseñanzas, podemos comprender que no sólo estamos aprendiendo una serie de fórmulas, o una larga lisa de palabras, entendemos que estamos aprendiendo herramientas para usos determinados aplicables a distintas materias, aprendemos que lo que aprendemos es parte de un proceso de maduración de mi relación con el entorno... Ahora, muchos pueden decir que esto es una utopía pues la madurez intelectual de un niño no alcanzaría para abarcar estas ideas, pero yo creo que no es así, basado en mi experiencia propia y en el estudio del desarrollo del cerebro humanos y sus potencialidades. Claro que hay un hecho concreto de mayores dificultades contextuales que limitan su desarrollo, pero si somos capaces de dar un contexto adecuado, podremos alcanzar metas insospechadas actualmente.

Tenemos hoy que abrir las puertas para que mañana todas las iniciativas de apertura del aprendizaje hacia la integridad de la persona que crece en sociedad, sean adoptadas para su evolución y maduración junto a la propia evolución de la sociedad.


GIDECH